lunes, 31 de diciembre de 2007

2007


Y se va el año… debería decir que son 22 veces lo que he dicho eso, pero debo restarle 2 años en que e demore en hablar, y otro 5 en cachar lo que significaba el año nuevo, y otro par de años en que se me olvidó decirlo… ahh.. la hueas…

2007, cómo resumirlo… no pudo, así que aguántense el texto.
El año partió con el tour andino, me vi hueviando por las calles de La Paz, Cuzco y aguas calientes, para cerrar todo, con el que hasta hoy será el último pito de marihuana de mi vida, fumado en las alturas de machu pichu
Luego de las soñadas vacaciones, viví lo que hasta ahora ha sido el momento más difícil de mi vida, el fallecimiento de mi abuelo, del cual no pude despedirme por que sucedió en Suecia, donde vivía ya hace 17 años.
El ingreso a clases fue de lo más normal, el clásico mes de carrete sin parar y losa cuatro cagones ramos que pude tomar. Ese mismo semestre la bitch de la dani entro en mi circulo de amigos, todo por los jueves luego de cultura religiosa 2, clase de la cual saliamos de las 7 y el Barcelona (si, flaite) sabía de nosotros… “ yaa…”
En vaciones de invierno cerré muchas hueas inconclusas que tenía en antofa y eso me permitió cortar con el hueveo de allá y acá.
Segundo semestre y la puta. Este fue de verdad, con seis ramos, y me pitie uno, lo peor del año, Comunicación y cultura. Pero me reencanté con el periodismo y la javi se convirtió en mi otra bitch favorita y mi gran amiga.

en lo que respecta a las relaciones amorosas... este fue un año en que simplemente no fluyó.
fue todo simplemente puro hueveo

rescato sí que cerramos los libros y ya no hay historias incoclusas que anden penando por ahí

Y lo que va de vacaciones, ufff… pa que más loco…

Lo bueno
-El tetracampeonato
-La amistad de la dani y la javi
-El canal
-Y recuperar una amistad que se daba por perdida
-Laptop nuevo
-Mi nuevo blog

Lo malo

-Comunicación y cultura
-Mi futura visita al decano
-La muerte de mi abuelo
- la derrota de las niñas en la elección de cap

Lo feo

-Los temblores
-Una mina que vi el otro día
-Un par de peleas que tuve en el año

viernes, 28 de diciembre de 2007

Error en el tema 2 del disco


Hoy encontré un viejo cd, grabado por mi primer grabador de cd, una época en que eran caros y escasos, y solía cobrar por grabar a algún compañero, ellos muy felices por el módico precio que yo cobraba en comparación con la luka que se osaba pedir en cualquier parte.

Era música añeja, y mamona. Lo copie de otro cd de una compañera de curso. Pero tenía un problema, que hoy se hizo presente nuevamente. El tema 2 en el minuto 2:20 se queda pegado. Arroja ese error una y otra vez, repitiendo obstinadamente 3 segundos de canción.

Ese error se repetirá eternamente, y aunque me molesta seguirá ahí. Podría reagravar el cd, bajar el tema nuevamente y hacerlo sin la pifia. Pero no. Me acostumbré a los errores en el tema 2. Necesito que algo no funcione para que el resto ande bien.

Estoy obsesionado con la imperfección. Esa debe ser la razón de mi gusto por el desorden.
Si todo funcionara me sentiría raro. Es como un bosque en silencio. Desconfío de la perfección, así como de quien me regale algo de la nada, de los políticos, de los perros grandes y los gatos. Y también de una mina que se acerqué de la nada a hablar conmigo.

En esta guitarra tiene que desafinarse una cuerda. Tengo que estar incómodo por algo. Tengo que tener un desamor, estar sin dinero, o reprobar un ramo.
Si todo fuese bien pensaría que estoy muerto.

Solo ahora entiendo que debo sacrificar ciertas cosas para conseguir otras, forzosamente algo tiene que desafinar. Aunque a veces el precio sea demasiado alto.

Esa vez le toco al tema 2 pagar el sacrificio. Y tengo la posibilidad de arreglarlo, pero no lo haré. Aunque quiera. Un cd con el tema 2 sonando bien acarrearía un error en el tema 8.

Hoy soy demasiado cobarde, para enfrentar un cd con un error nuevo. O peor aún, un cd sin errores.

jueves, 20 de diciembre de 2007

recuerdos de 3 minutos


A las 5 de la madrugada del día jueves los ojos no pesan lo suficiente para dejar de ver televisión y ponerse a dormir. El canal, no recuerdo; el contenido, programación musical. Videos antiguos, de eso que ya no encuentras más que en youtube.

Tratando de dormir puedes pensar las estupideces más estúpidas que se puedan ocurrir. Así que es mejor dejarse llevar por el ruido.

Cerré los ojos, y comencé a pensar con las canciones. Pensar y recordar con ellas. Vomitaban imágenes grabadas en la retina. Gratas y no gratas.

6 de la mañana y mi vida había ido y vuelto varias veces con cada tema.

Hasta que uno en especial me provocó escribir esto. Un maldito tema que ya había olvidado. Una maldita melodía, esa canción era la dueña de una caja de pandora cerrada hace mucho. Demasiado tarde para cambiar de canal, el sonido estaba y no se iría aunque apagase la tele. Ya habían aflorado todas las malas y buenas sensaciones de una relación.

Se sentía bien escucharlo, y se sentía peor al rato. Nunca antes la letra me hacía tanto sentido.
No era una canción cualquiera. No era de esas que escuchaste en la radio y la dedicaste. Era un tema del CD de noche, ese que se ponía para querernos un poco más de la cuenta.

En tan solo 3 minutos de canción pude navegar por años de olvido, y volver a la raíz de todo. Recordar que sí fue amor lo que sentí. Y que por mucho tiempo que ya ha pasado, y los sentimientos se vean tan insignificantes con el tiempo, esa canción me hará recordarla por siempre

Se acabó el tema, viene otro. Se fue el sentimiento, quedó la historia.

Hoy son otros los temas que pongo en el CD que mañana me harán recordar.

lunes, 17 de diciembre de 2007

borracho estaba, pero me acuerdo


El título que utilicé, no me pertenece, lo saque de un libro de un autor boliviano que me fue recomendado en mi verano pasado. Vuelvo a este recuerdo, porque lo que cuentas esas historias, son las odiseas de un borracho por las calles de la paz.
Odiseas que en muchas ocasiones me ha tocado vivir, en esos momento en que mi sangre supera con creces los 0,5 gr/lt.

Y hago tantas hueas borracho. Que en cierto punto dejan de ser hueas por que entran en un grado de cotidianeidad que les quita el carácter sorpresa.

Mis sentimientos andan a mil por hora. Puedo ser el hueon más feliz o el más triste del mundo todo influenciado por lo sucedido en los últimos días y esto potencia por la botella ocasional. No soy conocido en mi circulo cercano por ser un curado odioso, el que se odia soy yo, por las mañanas. Primero por la puta caña que acarrea beber tragos de no muy alto precio, y también por que digo o hago cosas que no debo hacer.

Tengo un puto afán en pensar que a las 3, 4 u hora que sea de la madrugada, están esperando un mensaje de texto que digan cuanto las quiero, o peor aún, pensar que quieren hablar conmigo, sobre todo cuando están durmiendo raja en su casa porque tienen cosas que hacer al día siguiente.

Me dan ganas de golpear, esto no es tan recurrente, pero es una o dos veces por año, pero no a persona, sino contra objetos. Lo cual trae solo daños colaterales contra mi persona (entiéndase magulladuras, moretones, esguinces, etc.)

El vomito es un tema superado. La bulimia alcohólica no va conmigo, y cuando siento que entro en la zona de riesgo detengo la ingesta. En este punto es en el que en vez de tomar el camino de la balsa en tormenta, me subo a la pelota. Alias hueno pal hueveo.

Me creo más rico, y por ende me pongo más jote y lanzao, lo cual trae buenos y malos resultados. (aceptaciones o rechazos no mu decorosos). Lo bueno que este cuadro no se acompaña de manos largas, y tampoco me sucede con amigas o novias de mis amigos.

Creo que canto bien, siento que toco guitarra mejor, y hago apuestas. Incluso una vez ( no hace muchos) decidí que me iba a casar a fines del próximo año.
Fumo a otro ritmo, los veinte cigarros de la cajetilla no duran lo mismo. Con suerte un par pasa la noche

Quizás este pequeño acercamiento a balance bohemio resulte negativo en el papel, pero no me interesa reestructura mis salidas por eso. Me gusta salir y tomar hasta que ya no quiera. He aprendido bastante en esas andanzas y he conocido a las mejores personas en ellas. He consolidado grandes amigos y encontrado pareja. Me he caído, y levantado, y caído y levantado y caído y caído, hasta que me toman y me llevan a acostar porque estoy dando jugo.

Y uno no es ninguno, no hay primera sin segunda, ni segunda sin tercera. Asi que saluuuuuuuteeeeeeeee!!!!


el promedio anual de carrete no supera las 2 por semana (no vayan a creer que soy un borracho que necesita atención médica) de los cuales no siempre salgo borracho o arriba de la pelota,

lunes, 10 de diciembre de 2007

Cuando sea grande?


Hoy desperté con un invitado nada grato en mi rostro. Había olvidado la sensación que provoca tener ese cuerpo carnoso en algún lugar de mi cara. Estoy hablando de la desagradable bolsa de materia liquida espesa llamada espinilla. No las soporto, vienen a interrumpir la inmaculada homeostasis de mi piel.

Se levanta cual Everest junto a mi nariz con el único fin de robarse el protagonismo de las primeras impresiones de los próximos 4 días, a menos que mis manos acorten su estadía.
Esta debe ser de las últimas de su camada. Habían pasado varios meses desde que la última hozó eclosionar en la portada de mi presentación personal. Estos furúnculos habían dejado de ser un tema en mi vida.

Se habían ido así como llegaron, lentamente. Aun recuerdo la primera, fue un unicornio que me acompaño una larga semana. Pero ya de esas no hay. Todas han sido reemplazadas por una tupida barba, que no suelo cortar en forma constante.

Se van, se acaban, como muchas cosas. La voz ya no me tirita, ya no choco con las cosas, no me piden el carnet para entrar a un local, o comprar copete. Y el “joven” es remplaza en cada vez más situaciones por “señor, lo puedo ayudar en algo”.

Se fue la pubertad, y de la “juventud” al “adulto joven” la brecha es tan imperceptible, como aquella última espinilla.

Ahora me rio con esos mail denominados “te estás poniendo viejo”, mis dibujos animados favoritos ya no los transmite ningún canal. Los futbolistas ya son menores que yo, y mi sueño de ser uno de ellos, no será posible. Las modelos son de mi edad. A los pingüinos les digo niños, y ellos a mi tío o señor.

Disfruto más estar sentado, que corriendo. Juegos que tengan algo que ver con imaginación han desaparecido de mi rutina, ya no “mando saludos” ni hago “gancho”. No me da vergüenza comprar preservativos, y voy al médico solo.

Encuentro raro a los más jóvenes, no entiendo a los pokemon y hay modismos como “poncio” que no sé lo que significan. Mi generación perdió el protagonismo y estamos en ese limbo de los últimos años de universidad y el mundo laboral. Ya no puedo decir lo que voy a ser cuando sea grande. Ese tiempo ya paso, es momento de decir lo que fui cuando chico.
Quién diría que 22 años pasaron volando. Parece que se acabó el tiempo de los errores y es momento de enseriar un poco el transcurso de la vida. Estoy en la ambigua etapa de la vida del adulto joven. Quedan las ultimas espinillas, pero la vida, ya está media resuelta.
Pensándolo bien, voy a extrañar esas espinillas.

sábado, 8 de diciembre de 2007

El dulce placer de viajar


Siempre me han gustado los viajes, como que traen nuevos aires y te entrega la posibilidad de cambiar, no sé qué, pero algo cambia. Sigo siendo el mismo, pero de otra forma. Es una nueva actitud. Eso es tema de otro texto

Cada vez que veo un bus (con los aviones no me pasa, porque es raro que viaje en ellos) siento ese placer que genera el viajar. La sensación a descanso, relajo vacaciones.
Pero déjenme decir, ¡después de 18 horas sentado en un bus!, que los viajes no tienen nada de agradable. Los malditos diseñadores se encargan de hacer lo más incómodo posible esos asientos. Acaso creen que en ellos se sientan personas de 1 metro , o serán demasiado fanáticos de Tolkien y diseñaran esa maravillas de la ingeniería tamaño hobbit. ¡Señores esos buses hacen recorridos de más de 2 horas! El dato de “llévate un lápiz ” no es broma.

Además los ponen tan pegados que si te toca un viejo o vieja desagradable de compañero inevitablemente la tendrás con la cabeza sudosa y babeada sobre tu hombro. (Este aspecto tiene un punto a favor si te toca una mina rica al lado. Por estadística, ellas siempre piden ventana, dato útil a tener en cuenta).

Pero no contestos con eso, ponen luces que no alumbran; un botón que supuestamente llama al auxiliar, pero que en realidad no sirve; y televisores de 10 pulgadas, para proyectar en ellos películas piratas de mala calidad o en su defecto dobladas por un grupo de amigos personales de gomezzzz pablo.

El tema del aroma es cuento aparte, lo único que ayuda es que te terminas acostumbrando. A menos que compres un pasaje cerca del baño, lo que empeorará gradualmente tu estadía en el bus. Caso aparte la guagua cagona, o el niño enfermo de la guata o el viejo pasado a todo.

La comida es una porquería, todo tiene un gusto a plástico, si no fuera por la señora que sube sagradamente a vender dulces de la Ligua me cago de hambre.

El calor, el ruido, la horas, y muchas cosas más. Insisto,¡ son 18 horas!
Y descaradamente te cobran por la experiencia.
Pero al final esta la recompensa de llegar a destino, el viaje acabó y viene ese descanso, relajo vacaciones.

Busco mi maleta, respiro aire limpio, saludo a mi viejo y me siento aliviado.

Y si me preguntan cómo estuvo el viaje, solo queda sonreír y decir agotador, porque a todos les tocara subirse a un puto bus y gozar la espléndida sensación de viajar.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Aplausos!

este texto lo presente como mi trabajo de periodismo gonzo en interpretativo y es el escogido para abrir mi blog. adelante...................

Prender la televisión es un acto tan sencillo que ni imaginamos todo lo que hay detrás de un programa, presionar un botón para cambiarla es tan común, que olvidamos que tanto frente a la cámara como tras ella hay gente, que hace algo tan cotidiano para todos como es el trabajo.

¿Quien no ha querido aparecer en televisión? Pararse frente a la cámara, aunque sea detrás del periodista que manda el despacho, bueno, esa posibilidad estaba a alcance de mi mano. Tenía en mi poder, la flamante invitación como público a un programa de televisión.

Gigantes con Vivi te invita a participar cómo público. Tenida formal, mayor de 18 años. Invitación doble, viernes 17 hrs -¿viernes? ¡Ah! Uno más de estos programas grabados-

A buscar la mejor tenida, y las ganas. Y, por supuesto contarle a todo el mundo para que sintonizaran el canal y me vieran en la tele.

La llegada al canal fue corriendo, preocupado por la hora. Te apuras para tomar un buen asiento, no quieres quedar atrás dónde no te pueda pinchar una cámara y después decepciones a todos aquellos que prenderán el televisor sólo para esperar tu aparición en el público.

En entrada a Canal 13 un sujeto nos preguntó – a mi y mis acompañantes- con un acento argentino bien marcado:

- Che, vienen al programa de la Vivi.
- Sí –respondimos al unísono-.
- Pasen por acá.

Se abrían las puertas del esplendoroso edificio de Canal 13, y pasamos un poco cohibidos por el espectáculo. Nuestros ojos permanecían bien abiertos, por si nos topábamos con alguna figurita del jetset y le podíamos robar una foto.

Los espacios en el lugar eran amplios, todo parecía grande, en el patio estaban grabando un programa de deporte, su escenografía lo delataba, todos corrían de un lado a otro, sólo el casino entregaba un poco de tranquilidad a la figura con un café acompañado de risas casuales.

Me sentía como en mi primer día de universidad, crees que todos te miran por que eres nuevo, pero al rato te das cuenta que ni siquiera saben que existes, eso me relajó. Justo a tiempo, el sujeto argentino, nos dejo junto a otro tipo. Este tenía que ser chileno, un clásico hueon en su vocabulario lo delató.

Él nos condujo a unas puertas que parecían de catedral, eran inmensas, fácilmente un elefante podía pasar caminando en dos patas y con la trompa extendida a través de ella – no sé porqué pensé en un elefante en ese momento-.

El estudio era aún más alto que la puerta, de techo colgaba todo tipo de cosas: luces, cámaras, cables, televisores, el aíre acondicionado, escaleras y muchas otras cosas que se escapaban al detalle de una observación casual. Asusta pensar que algo de eso puede caerte en la cabeza. Si llegara a temblar, no quisiera estar sentado en ese lugar.

Cuando baje la mirada, descubrí una particularidad en el público, hay dos lugares distintos. Una galería, tipo Sábado Gigante. Y las clásicas mesitas, muy actuales en el formato. En ese momento el sujeto nuevo nos hace un escáner visual como estudiando nuestra apariencia, y decide colocarnos en las mesitas, segunda fila. Ahí entendí lo importante que había sido ponerme el terno. La corbata me había entregado el estatus de público de primer nivel y una opción clara de lograr unos segundos en cámara.

El set comenzó a llenarse de a poco de público, ubicados estratégicamente según su pinta. De tal forma que no quedó espacio. Mientras tanto un selvático grupo de personas se movían en la escenografía. Todos hablaban con sus micrófonos y luego oían a sus audífonos y mecánicamente realizaban una acción. Parecía un ballet coordinado en medio de la función.

Comenzaron a repartir copas en las mesas, y a llenarlas con pisco sour o Limón Soda –para los que no beben-, tenía que ser esa bebida, había que mantener la uniformidad para simular que todos beben una copita de pisco sour. Ese detalle era el presagio de una verdad innegable. Todo comenzaba a oler a una mentira tan bien elaborada, de la cual yo ya era parte.

Cerraron la puerta, y el sujeto argentino, que a esta altura ya tenía nombre – Jeanpiere- tomaba el micrófono para darnos la bienvenida y las gracias por asistir, además de pedirnos la colaboración para un buen programa, nos dice que la pasaremos bien y que habrá muchas sorpresas en la tarde.

Llevábamos media hora en el set, y no había pasado mucho. El calor producido por la exagerada cantidad de luces comenzaba a sentirse. Y la música que había de ambiente me aburría. Hasta que apareció una modelo y la Vivi, y se cortó la música, y un gordito con cara de coordinador de piso pidió silencio y explico que se iban a grabar todos los anuncios publicitarios y que quería el mayor de los aplausos de parte nuestra.

Yyyy… Grabando

La conductora del programa se paró junto a Francisca Ayala- la modelo de turno- y explica las maravillas de un producto de limpieza. Todo esto escrito, hasta la última de las comas en un televisor que yo ya quiera en mi pieza, y aquí, era vil mente utilizado de teleprontel. Cuando uno ve en la casa estos anuncios, sabe que hay un libreto que tiene que decir, pero asume que algo de ella tendrán las palabras. Al contrario. Todo es leído.

Lo sorprendente pasa segundos antes que termine de leer. El argentino levanta los brazos y los agitas en el aire, aplaudiendo como desesperado. Todos lo siguen y así se consigue el objetivo. Un lindo aplauso para el auspiciador que pone las lucas. Al parecer, no somos invitados a un espectáculo para pasarla bien, nos llevan a trabajar como máquinas de aplausos para que todo se vea perfecto a través de televisión. Y yo que ya comenzaba a sentirme importante.

Terminaron de grabar eso, y comenzaron un par de entrevistas para el programa. El sujeto argentino había comenzado a asustarme, se reía de una forma bien fingida hasta con el más mínimo de los chistes – si es que los podemos llamar así- e incitaba a que todos los siguiéramos en su afán participativo. Quizás consumió algo antes del programa y por eso está exaltado.

No contento con eso en cada corte, tomaba el micrófono se ponía a hablar y “entretenernos”- supongo- , pero no convencía a nadie, quizás a un par de abuelitas que se habían sumado a toda la farsa.

Cuando ya nada podía superar este cuento armado a pedazos, nos explicaron que la conductora se iba a cambiar de ropa porque íbamos a grabar escenas- por que ya parecía teleserie el show- de otro capítulo. Quien sabe cuando saldría esta edición, comencé a dudar de todo, hasta del real contenido de mi copa de pisco sour.

Además, en el tiempo que demoró el cambio de vestuario, se nos pidió el más grande de los ánimos para las tomas de público, una vez más el gordito, que a esta altura de simpático no tenía mucho, dijo:

- Quiero las mejores sonrisas, el mejor aplauso y todas las ganas del mundo, sin mirar la cámara. El mejor público se llevara un premio al final.

Chato

Una y otra vez, aplaudiendo a nada. Cinco minutos en una rutina extenuante de aplauso y risas fingidas. Llevábamos 2 horas en ese estudio y lo único que hacíamos era aplaudir y a esa hora mirar una copa vacía de pisco sour. Cuando terminó el show del aplauso, rellenaron las copas y vuelta a empezar.

Entró la conductora y a grabar. Primero grabaron los anuncios publicitarios para la nueva edición del programa, los mismo de hacia unas horas, pero con distinta ropa. Luego, el final del programa, después una entrevista de al medio, luego otra cosa y otra. Y yo ya cansado de aplaudir. Maquillaje por favor, un retoque para borrar el sudor. El calor se hacia a ratos insoportable.

4 horas y media sentado, encerrado – no te dejan salir cuando están grabando y si quieres ir al baño corres el riesgo de perder tu lugar-. El hambre comenzaba a aparecer, nos habían dado un solo canapé, y no muy sabroso. Y el argentino, se había convertido en el sujeto más odioso del mundo. Parecía que él era el único que la pasaba bien.

Todo el público, en su mayoría femenino esperaba la aparición del artista de turno, Emmanuel, una ex estrella famosa con temas conocidos, pero que hoy no mueve más que a un grupo de señoras que estoy seguro que esa tarde noche estaban todas ahí.

Quería salir de ese lugar, ya no me parecía agradable estar en televisión. Eran las 21:45 tenía que llegar a tomar mi bus, Santiago no es una ciudad amable con el forastero, y los sujetos varios no permitían que me parara. Estaba decidido a interrumpir la grabación con un grito o cruzarme frente a la cámara que me dejaran salir. Pero el Muchas gracias no se hizo esperar. Al fin había terminado, 10 y algo de la noche, salí corriendo directo al metro, no hubo nada que me detuviera en mi huída. Nunca más iré a la televisión como público.

El sábado siguiente, me vi en la tele, salíamos muy bien junto a mis amigas, nos pincharon varias veces y conseguimos valiosos segundos en pantalla, traducidos en muchos comentarios sobre nuestra aparición. Al parecer, esa tortura moderna valió la pena.